domingo, 6 de febrero de 2011

Y la luna se atrevió a llorar.

Y la luna se atrevió a llover sobre el sol, iluminando a través del tiempo lo que nunca antes la noche pudo llegar a contemplar, el conjunto de los astros cubiertos de briznas doradas en el impoluto cielo. 

Creyéndose muerto, el navegante decidió morir entre las delicadas manos de aquella que le dio cobijo, pues ya sabía él que la mañana no le volvería a cantar suaves canciones que le brotasen del alma por miedo a romper el espíritu por el clamor impertérretito del dulce sonido  hastiado por las inclemencias del tiempo
.
La llama abrasa la canoa que transporta el agua, y los susurros portan los reflejos del agua en la calima…calma en lata anuncia la brillantez refleja que se sobrepone al agua, me quedo pensando que significan las señales del cielo que antes no veía…

Navega navegante entre las agitadas aguas que llevan a cabo diferentes funciones golpeando tu embarcación, ¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Empieza a sonar una música que guía el alma entre los colores pronunciados del amanecer y la luna, que anima al alma a caminar entre las luces, la oscuridad no es más que otra forma de ver la realidad, la lucha es un conjunto de formas que recrean la vida y sus placeres.

Los colores me resultan malos en este momento, solo miran por sí cuando alguien está intentando mirar hacia un más allá, y lo único que hacen es destrozarte las ilusiones. Malos, malos, malos…y así la calma hace de vela hacia un nuevo amanecer.

Sigue brillando fuerte estrella entre los cangrejos bastardos que censuran las comparaciones imposibles de verdes y viejos, crustáceos borrachos y deja que la lluvia  se vierten entre las pupilas de tus ojos, pues ακτιονες ιυδικιας συντ

Y todo tiene un valor en esta vida y solo el loco el necio no tiene claro esto.

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