lunes, 24 de enero de 2011

Satiranía I: ¡No!

¡No!

Fíjate lector mío, que yendo hacia el trabajo el otro día de repente, desde las sombras cual reptil que espera silenciosamente a su presa me asaltó un ser con una pregunta “¿Tienes hora?”, pregunta inocente que contesté con una negativa, luego chulesco el sujeto agregó “¿No?” por lo que me dio a entender que no era eso lo que en verdad quería saber. En este momento también me viene a la mente el caso de un par de chavales que intentaron cortarme el paso por la calle diciendo “¿Me prestas un euro?”, no sé que esperaban, si que les diese el dinero sin preguntar ni nada o no sé…mi contestación fue clara y también dije “¡No!”,  pasé de ellos sin más, y ellos se limitaron a insultarme en bajo…siendo mi ciudad patrimonio de la humanidad aún estoy más que “anonadado” (no es esa la palabra que estoy buscando, pero todas las que me vienen a la mente no se pueden escribir en un texto que se considere especializado), por ciertas circunstancias como el que asfalten las calles y no pongan pasos de cebra nada más acabar la obra, como construir mini-ayuntamientos con comisaría en la que apenas hay destinados policías, en la que además no se puedan poner en ellas denuncias y cuyas escasas patrullas policiales no se limitan a recorrer el barrio en el que está construida sino que realizan una función muy superior de la que pueden llegar a ofrecer…

Últimamente he estado diciendo mucho ¡No! a la gente que va pidiendo “un euro” (u otras cosas) por las calles, chat…el caso más curioso que me ha pasado en este respecto fue una pareja que quería pedir algo para comer en una empresa de comida rápida y como no quisieron comprarse una hamburguesa más barata se dedicaron a pedir un euro por la tienda (y esto lo sé, porque además fueron tan descarados de decir uno de ellos en alto “es que esa no me gusta”), simplemente increíble, ¿Qué pasa? No te puedes coger una hamburguesa más barata, (que están también muy buenas), o  es que el estado del bienestar yankee te ha subyugado hasta tal punto tu pequeña cabecita de melón que ahora eres esclavo del “Tío Sam”…fíjate, tus dedos se han convertido en nuggets, tus brazos en barras de mantequilla, ¡Y ya no hay posibilidades de cambiar,  porque tu cerebro no es más que una tortilla! (por eso de que la tierra tira un poco). 

He de ser sincero, la mayoría de esta gente que va pidiendo dinero u otras cosas no me gusta nada, porque no todas las personas el acto de pedir lo tienen como una verdadera obligación. Y las otras cosas que no he hablados de ellas -porque en realidad no vienen al tema- son tan descaradas tan solo el mero de decirlas hacen que verdaderamente sorprendan y rompan el muro más resistente de todos…en estos casos y últimamente más que nunca, también he dicho no sin que el corazón me dijese que he actuado mal, con lo cual, y haya hecho lo que haya pasado, dudo que el corazón se equivoque.

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